Según ONUSIDA, las tasas de infección por el VIH entre los combatientes son tres a cuatro veces más elevadas que las que prevalecen en las poblaciones locales. Y cuando las violaciones se emplean como arma de guerra, para las niñas y las mujeres las consecuencias son a menudo mortíferas. Además, los conflictos armados agudizan otras situaciones favorables a la propagación del VIH/SIDA, como la extrema pobreza, los desplazamientos y la separación. Se deberían continuar y afianzar los programas de concienciación del VIH/SIDA, así como de cuidado y apoyo a los que padecen esa enfermedad, tanto en las operaciones de paz como en las de carácter humanitario.Desde 1966, en la parte oriental de la República Democrática del Congo se emplea la violencia sexual para torturar y humillar a las mujeres y niñas y para destruir a las familias. Según UNICEF, centenares de miles de mujeres y niñas han sufrido violaciones sexuales desde que se desató el conflicto en la República Democrática del Congo. Además de dejar una secuela de lesiones psicológicas, la violencia sexual causa a las sobrevivientes lesiones genitales, fístulas traumáticas y otras lesiones físicas, así como embarazos no deseados y enfermedades venéreas, como el VIH.ONUSIDA estima que las tasas de infección por el VIH entre los combatientes son tres a cuatro veces más elevadas que las que prevalecen en las poblaciones locales. Y cuando las violaciones se emplean como arma de guerra, para las niñas y las mujeres las consecuencias son a menudo mortíferas. La situación de conflicto y violencia en que está sumida la República Democrática del Congo desde hace más 10 años causa cada seis meses, como promedio, más muertes que las víctimas fatales del tsunami del Océano Índico de 2004. Según diversos cálculos, las muertes provocadas por la violencia congolesa llegan a cuatro millones, aunque algunos expertos creen que el total es mucho más elevado.En la República Democráticas del Congo mueren diariamente unas 1.200 personas, de las cuales más de la mitad son niños y niñas. Se calcula que muchas decenas de miles más han perdido la vida debido a la violencia, aunque esas bajas se debieron a las enfermedades y la desnutrición, ya que los combates obligan a la población civil a huir de sus hogares y crean una situación de inestabilidad que impide el acceso a los servicios de ayuda y atención de la salud. Los niños y niñas son las víctimas fundamentales de esta crisis humanitaria -- la más sangrienta, aunque con frecuencia ignorada -- en el corazón de África.El informe de UNICEF indica que según diversas estadísticas la República Democrática del Congo es uno de los países más mortíferos en los que puede nacer una persona. En términos absolutos, en la República Democrática del Congo mueren anualmente más niños y niñas menores de cinco años que en China, que tiene una población 23 veces mayor que la nación africana. Los niños y niñas también sufren las consecuencias de la guerra al convertirse en refugiados o personas desplazadas. En la parte oriental de la República Democrática del Congo unas 120.000 personas son desplazadas mensualmente de sus hogares, y 1,66 millones de pobladores continúan desplazados. Las migraciones constantes impiden que los niños reciban educación escolar y atención de la salud, y los privan de la posibilidad de vivir existencias normales.
Fuente: http://www.acnur.org, http://www.msf.es, http://www.umoya.org, http://www.un.org/children/conflict/spanish/index.html, http://www.unaids.org/es/, http://www.unicef.org/spanish/index.php, http://wapedia.mobi/es/Genocidio_congole%C3%B1o