domingo, 16 de noviembre de 2008

Niños: victimas olvidadas en República Democrática del Congo



Por su naturaleza inocente e impresionable, son sumamente vulnerables al reclutamiento militar y la manipulación para cometer actos de violencia. Son obligados o inducidos a alistarse en grupos armados. Muchos de esos niños fueron reclutados a la fuerza, secuestrados y raptados bajo amenaza de armas de fuego mientras jugaban en sus pueblos o incluso en sus casas y en las escuelas, mientras sus padres o profesores asistían impotentes a la escena. Otros se enrolaron de modo voluntario, buscando una dudosa protección o un modo de sobrevivir entre los escombros de un país aniquilado tras años de guerra casi ininterrumpida. Muchos declararon haberse enrolado tras la muerte o desplazamiento de sus familias.Una vez reclutados, los niños son enviados en general a campos de entrenamiento, en los que se les prepara para el combate y se les adoctrina. En esos campos, se curten bajo condiciones extremas y son víctimas de todo tipo de violencia, palizas regulares, asesinato, violación y otras formas de violencia sexual. Cientos de niños habrían muerto durante estos entrenamientos.Al término de ese período de entrenamiento muchos son enviados a combatir en el frente donde son utilizados por sus comandantes como mera carne de cañón, llevados a primera fila para aligerar al enemigo de munición. Las chicas son violadas o explotadas sexualmente por los comandantes y otros soldados adultos de modo habitual. Además, los niños soldados son obligados a perpetrar graves atentados contra los derechos humanos, en especial violaciones y asesinatos contra soldados enemigos y civiles. Algunos se vieron obligados a matar a miembros de su familia. Los grupos armados consideran que, una vez que los niños han cometido estos crímenes, ya "no hay forma de volver a casa". En ocasiones, los graves problemas experimentados al tratar de restañar las heridas y reintegrar a estos niños en sus comunidades después de los conflictos se ven acrecentados por la profunda adicción de estos niños a drogas duras como la cocaína y su dependencia de ellas. Estos niños requieren una protección, atención y defensa especiales. A menudo, las niñas son víctimas de actos de explotación y violencia sexuales, y son reclutadas cada vez con mayor frecuencia por las fuerzas combatientes.Y aunque son quienes más cuidados y atenciones necesitan, son precisamente ellas quienes con mayor frecuencia se pasan por alto en las iniciativas de intervención dirigidas a los niños afectados por la guerra, como los programas comunitarios de reintegración para los niños vinculados a las fuerzas combatientes. Ello se debe a que, para empezar, muchas se muestran reticentes a darse a conocer por miedo a ser consideradas concubinas o a que sus hijos sean considerados "hijos de rebeldes". Con frecuencia las comunidades estigmatizan y aíslan a estas niñas por su asociación con los grupos rebeldes y por la "mancha" que supone haber sido violadas. En muchas situaciones de conflicto los combatientes se han mostrado reacios a entregar a las niñas, que mantienen prisioneras como "esposas".El proceso de rehabilitación después de los conflictos y en los programas de reintegración, los organismos encargados de la protección del niño, las universidades y otras partes interesadas deben esforzarse por profundizar los conocimientos esenciales sobre las niñas para que contribuyan a una mejor concepción de la labor de promoción y a la formulación de programas más eficaces.






El informe de UNICEF indica que según diversas estadísticas la República Democrática del Congo es uno de los países más mortíferos en los que puede nacer una persona.





Según ONUSIDA, las tasas de infección por el VIH entre los combatientes son tres a cuatro veces más elevadas que las que prevalecen en las poblaciones locales. Y cuando las violaciones se emplean como arma de guerra, para las niñas y las mujeres las consecuencias son a menudo mortíferas. Además, los conflictos armados agudizan otras situaciones favorables a la propagación del VIH/SIDA, como la extrema pobreza, los desplazamientos y la separación. Se deberían continuar y afianzar los programas de concienciación del VIH/SIDA, así como de cuidado y apoyo a los que padecen esa enfermedad, tanto en las operaciones de paz como en las de carácter humanitario.Desde 1966, en la parte oriental de la República Democrática del Congo se emplea la violencia sexual para torturar y humillar a las mujeres y niñas y para destruir a las familias. Según UNICEF, centenares de miles de mujeres y niñas han sufrido violaciones sexuales desde que se desató el conflicto en la República Democrática del Congo. Además de dejar una secuela de lesiones psicológicas, la violencia sexual causa a las sobrevivientes lesiones genitales, fístulas traumáticas y otras lesiones físicas, así como embarazos no deseados y enfermedades venéreas, como el VIH.ONUSIDA estima que las tasas de infección por el VIH entre los combatientes son tres a cuatro veces más elevadas que las que prevalecen en las poblaciones locales. Y cuando las violaciones se emplean como arma de guerra, para las niñas y las mujeres las consecuencias son a menudo mortíferas. La situación de conflicto y violencia en que está sumida la República Democrática del Congo desde hace más 10 años causa cada seis meses, como promedio, más muertes que las víctimas fatales del tsunami del Océano Índico de 2004. Según diversos cálculos, las muertes provocadas por la violencia congolesa llegan a cuatro millones, aunque algunos expertos creen que el total es mucho más elevado.En la República Democráticas del Congo mueren diariamente unas 1.200 personas, de las cuales más de la mitad son niños y niñas. Se calcula que muchas decenas de miles más han perdido la vida debido a la violencia, aunque esas bajas se debieron a las enfermedades y la desnutrición, ya que los combates obligan a la población civil a huir de sus hogares y crean una situación de inestabilidad que impide el acceso a los servicios de ayuda y atención de la salud. Los niños y niñas son las víctimas fundamentales de esta crisis humanitaria -- la más sangrienta, aunque con frecuencia ignorada -- en el corazón de África.El informe de UNICEF indica que según diversas estadísticas la República Democrática del Congo es uno de los países más mortíferos en los que puede nacer una persona. En términos absolutos, en la República Democrática del Congo mueren anualmente más niños y niñas menores de cinco años que en China, que tiene una población 23 veces mayor que la nación africana. Los niños y niñas también sufren las consecuencias de la guerra al convertirse en refugiados o personas desplazadas. En la parte oriental de la República Democrática del Congo unas 120.000 personas son desplazadas mensualmente de sus hogares, y 1,66 millones de pobladores continúan desplazados. Las migraciones constantes impiden que los niños reciban educación escolar y atención de la salud, y los privan de la posibilidad de vivir existencias normales.
A fin de poder seguir prestando ayuda de emergencia, como por ejemplo el apoyo a los niños y niñas de la calle o que trabajan en las minas en diversos puntos de la República Democrática del Congo, organizaciones y muy especialmente los países donates no deben cortar su ayuda para satisfacer las crecientes necesidades de la población y más aún en las zonas conflictivas en donde es difícil acceder.


"A pesar de que la República Democrática del Congo ha acumulado cada seis meses el mismo número de muertos que los que provocó el tsunami, no ha recibido la atención que merece ni de los medios de comunicación y ni por parte del público"






Fuente: http://www.acnur.org, http://www.msf.es, http://www.umoya.org, http://www.un.org/children/conflict/spanish/index.html, http://www.unaids.org/es/, http://www.unicef.org/spanish/index.php, http://wapedia.mobi/es/Genocidio_congole%C3%B1o

1 comentario:

me.enferma dijo...

http://atodosnosenferma.blogspot.com/


paseeeen y veaan joo jo